A mí, cuando leo, me gusta, más que hacerlo para cerrar mi día con calma, hacerlo para amanecer en mí preguntas y sensaciones que me persigan por días, alentándome a ir en busca de nuevas respuestas y experiencias.
Son alrededor de las ocho de la mañana; lo sé por el canto de las chicharras que está en su máximo esplendor. Me pregunto, ¿por qué no amanecen ellas más temprano?, como los pájaros, como yo.