Diario de un preñado exilio. Día 68.

Cuando tienes tiempo de pensarlo realmente, las cosas que se aman de verdad, son bien pocas. Y son, en realidad, fáciles de amar. Como el ver nacer una nueva hoja en una planta que se ha cuidado mucho tiempo, o

Diario de un preñado exilio

Porque no hay nada que hacer más que esperar, y todo lo demás que se hace en el día y en la vida, que es tanto. Mientras pasa el tiempo siempre tan lejos de nosotros e igual llevándonos a rastras.

Me preparo para soltar…

Y comienzo desde ese punto, porque pude reconocer el rayo de sol que pega por las mañanas en el patio de atrás de la casa que amablemente nos han prestado y seguirlo por todos los rincones y cuartos hasta que

Hace seis años estaba llegando a Japón

Hoy hace seis años que llegué a Japón y aunque ha pasado tanto tiempo y nada es en el mundo lo que era, al ver las fotos del sitio en el que amablemente Walter me dio asilo, siento que puedo

Nunca dudes de la pureza de tus intenciones…

Nada es lo que parece, no lo son sus pláticas ni lo que promete querer. Porque ella ha decidido que nada le esta permitido y pasa el día siendo su propio juez. Puede, cada vez más, escuchar una voz atrás

Una yegua muy blanquita y una buena suegra

Casi todo lo que he querido en esta vida se me ha dado. Y ese casi ha sido y sigue siendo más que suficiente. Y siguiendo con la dicha, el primero no pude abrazar a mis papás, a mi hermano,

Hoy te soñé, como sucede cada devezencuando

No llegué a la clase de yoga por quedarme en cama, revolviéndome, intentando estirar el sueño hasta los confines mismos de la vigilia. Viéndote como si fueras la única persona en el mundo; en ese desearte adolescente, como si al

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