
Todo comienza con un sí
Ahí está, de pie atrás del cristal de la regadera, mirando su cuerpo, distrayendo su mirada de ella, quien recargada en el marco de la puerta lo mira hacer. Ahí está, mirando al piso pero queriendo verla, mirando al frente
Ahí está, de pie atrás del cristal de la regadera, mirando su cuerpo, distrayendo su mirada de ella, quien recargada en el marco de la puerta lo mira hacer. Ahí está, mirando al piso pero queriendo verla, mirando al frente
La vida es densa como las risas de niños fuera de tiempo. Una venturosa máxima en la cual se decide la propia cercanía con el abismo. La inserción del cuerpo en el agua.
El erotismo es una afirmación de la vida: un decir sí. Si comenzamos por esta premisa; si afirmamos que el erotismo se alimenta de la realización del puro placer de existir, entonces, inmediatamente nos reconocemos y aceptamos como seres en busca de erotismo; o
Constantemente pienso en mi muerte, pero sobretodo en la de todos los demás. Cuando cruza la calle un niño, antes de que llegue a la otra acera, ya lo he visto crecer. La vejez es un estado deplorable. El momento
Hoy desperté, me di media vuelta sobre la cama y procuré ignorarme unos minutos más. La alarma volvió a sonar. Extendí el brazo, la busqué resignada, patee las sábanas y me senté en la orilla. Miento: esa fue la primer
Y temo, como cada vez que comienzo a escribir, que hoy, quizá también este texto lo sea.
La justicia como un término más que claro o implementado, existente; un termino que es, tan sólo para poder ser negado. Existe por contrapartida; para a fuerza de contraposición y de comparación, podamos entender todo aquello que no hemos alcanzado,
Hay pudor en quien se desnuda de golpe y no puede nombrar su oscuridad.
La Guerra como comprobación de que el absurdo existe. La Guerra que emprendemos entre tú y yo sin estar desnudos. ¿Cuál es la verdadera guerra? Dímelo; la que veo en la televisión o la que libro conmigo misma todos los
Acknowledgement of Country
I pay my respects to the Traditional Owners of the land and waterways, as well as their elders, past, present, and future. I acknowledge that the land in which I now live, grow, dance, and mother, always was, and always will be, Aboriginal land.
I extend this respect to all Indigenous peoples of this continent and world, recognising their cultures as the oldest continuous living cultures in human history. I recognise the deep and enduring spiritual connections and relationship Aboriginal and Torres Strait Islander people have with community, as well as the lands, oceans, waterways, air, and sky. I recognise that violence and suffering are an inextricable part of this world’s colonial past and – whether its colonial violence or not – that past still impacts to this day.
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