lunes, 7 de mayo de 2012
Hoy no pagué el tranvía. Nadie se hubiera atrevido a cobrarme la multa despues de verme a la cara. Hoy vomité. Fuí a clases de francés y después compré unos zapatos blancos. Fuí a la universidad y me preocupé por la tesis que aún no comienzo. Caminé por el bosque que quiero compartir con mis padres. Comí carne y tomé café. Decidí que no quiero títulos; categorías. Hoy estoy sola, como estuve ayer y antier, cuando me di cuenta del desliz de la onda de impacto que puede acarrear la distancia. Ayer también pensaba en la muerte, antier y anteantier. Hoy comí avena y soñé con Bali.
Hoy, lunes 7 de mayo del 2012, me duele el cuerpo. Me duelen los ojos y un lugar misterioso al centro del pecho. Me duele la boca del estomago y se me durmieron las piernas. Los sabios me saben a viejo y daría mi habitación en Lituania, mis tardes de mayo y mis zapatos blancos por volver a abrazar al moloso.
El día pintaba eficiente y bello. Ahora llueve. Estos segundo que cambian el curso de un día para nunca regresar atras. Los instantes kamikaze. Los inesperados. Las llamadas sin retorno, los avisos eternos, los gritos gesticulados, los llantos mudos en los tranvías de paises perdidos lejos de casa. La vida. Quizá si, despues de todo, esto es la vida. Lo que no se espera.
Gordita, Sabina, te mueres así de pronto y me recuerdas tantas cosas. Cosas que de cualquier manera nunca olvido por más que lo intento. Lo haces real, me lo escupes en la cara, o debería decir, babeas. Lo haces presente, aquello de lo que nos olvidamos por estar viviendo.
Todo muere, así de pronto. Todos morimos, estamos muriendo. Oh, desgracia maravilla. Morimos no cuando queremos, sino cuando podemos.
Te agradezco tu bestialidad. Me hiciste más humana. Te recuerdo y sonrío. Cada vez que te ví, sonreí. Era imposible no hacerlo. Me inspiraste amor y ternura. Tus juegos, tu torpeza. Tu mirada. Me hiciste más sensible, mas boba. Hoy te extraño ya. Quizá de otra forma no hubiera pensado en tí. Es dificil estando tan lejos. Hay veces que estoy sola a km a la redonda y me siento acompañada.
Hoy, sin embargo, no podía moverme de la cantidad de gente a mi alrededor, y estaba sola. Hoy bailaron por tí y por mí y por todos. Bailaron porque pueden, porque tienen. Bailaron porque les recuerda que están vivos.
De cuando tenía un moloso; y era enorme, en todos los sentidos, y eramos muy felices juntas: Textos recuperados de mi primer blog: Vértigo (al que milagrosamente, acabo de descubrir, lleva el vínculo que sigue)