Digo agua y tengo sed. Infinita sed.
Digo agua y chorreo.
Suena agua en mis entrañas cuando paso el día sin comer, sin comida, sin ti.
Agua en mi instinto primigenio de mujer grieta.
Dime ¿cómo escribir acerca del agua sin comenzar a gotear sobre el papel? ¿sin mojarme, sin salpicarlos a todos?
Escribir el agua como una imposibilidad; es pintar el mar. Manchas azules sobrepuestas y toda mi piel erizada. Palabras entre palabras y mi ser húmedo.
El agua que me colma y me acomete a oleadas cuando me distraigo del aburrimiento y me encuentro, entre una esquina y otra, despierta, viva.
Agua que me puebla, como tú, que no te tengo y escurres entre mis piernas.
Agua que me salva del abismo, del suicidio en sueños.
Hoy se hizo tarde de nuevo. Siempre es tarde para escribir lo que todavía no he escrito.
Todas mis palabras están bañadas en agua de sal. Me mojo los pies y me lleno el pelo de sal de cocina. Sin agua, mi presente no tiene futuro.
Agua en la que baño mis miedos y recubro mis ansias. Ser de agua y de tormentas.
Déjame mojarte con mis ganas.
Digo agua y mis ojos se pueblan de mares. Mares rodeados de arrozales, como los que alguna vez tuve. Mares violentos que crujen como mis huesos en la madrugada; como el sonido de todos mis muertos.
Pienso entonces que el mar es como la muerte. El agua, el batir, el vacío y la ausencia.
Las respuestas y la humedad del suelo se confunden con las olas. El musgo y los gusanos son algas. Y entonces, entre agua y gusanos me pasa que pienso en tus manos sobre mi cuerpo. Húmeda.
Puedo ver que mi escritura es revuelta, anuda entre los semáforos de insurgentes, mis dudas y mi deseo. Toda el agua que soy.
Me doy cuenta que escribo por partes, a destajos que pierdo entre los pliegues de mi piel y el silencio del coche que enmudece a la ciudad como un gran simulacro. También, que no puedo, que no he escrito el agua, aunque ésta me pueble.
Juro, alzando los ojos al cielo, que puedo sentirla, entre los secretos, entre los deseos y las palabras que no encuentro.
Perdón.
No puedo escribirla; borbotea, cae, fluye, corre, enloda, resbala, moja, inunda y escurre.
El agua que me inunda y me escurre.
~Eda Sofía | Agua, 2014.
Imagen principal: Valeria Vacca