… me acomete todo el deseo de llorar que llevo guardándote Raúl, todo el llanto que pudiste acoger entre tus manos; deja ya contener. Cada vez que veo a una mujer embaraza, me duele el vientre vacío y por horas me percibo oxidada, seca, infértil. Pienso entonces en Cecilia y en sus ojos que nunca vi; pienso en sus pequeños pies que hubiera querido besar constantemente, en su cuerpo diminuto y frágil que acompañaría al mío a través de estas noches eternas; de esta existencia inútil.
-Eda Sofía C.B.
Fragmento de la obra La orfandad de las madres, escrito el Domingo 6 de octubre del 2013 a las 9:11 am