el_mejor_detox

La desintoxicación que estamos buscando

Détox, escucho y ya puedo sentir todo lo que creo que me hace falta para poder recomenzar. Un nuevo año, me digo. Esta es la oportunidad máxima; el pretexto que todos esperamos. El momento idóneo para una desintoxicación completa, para eso que hace meses necesito; una limpia de vida, de mis hábitos, mis miedos, mis costumbres y mis angustias; una depuración de mi casa, en la que hace meses, desordenadamente, tiro y regalo pertenencias, entregada a limpias iracundas que a los pocos días pierden fuerza y permiten que todo se quede, casi, como estaba en un inicio.

Lo que quisiera ahora es un détox completo; que me permita iniciar renovada; que conjugue en un sólo acto purificador todo aquello que deseo lograr; profundo, de raíz; total.

Una desintoxicación de año nuevo; para comenzar de cero, sintiéndonos emocionalmente listos para encararlo, sin objetos, ideas o pensamientos que nos estorben. Porque sé que nadie rechazaría un día en el spa, pero lo que realmente necesitamos, es algo más profundo; un detox holístico que nos permita comenzar el año con dicha, planes y la determinación de un león.

Hace unos años, un maestro me dijo, para poder llenar el vaso, primero hay que vaciarlo. Eso es lo que necesitamos: vaciar, vaciarnos, desocupar el espacio, liberar la mente, dejar ir las ideas, las toxinas, los presupuestos, lo que no usamos, lo que no nos sirve y lo que no nos engrandece, para permitirnos comenzar de nuevo, dispuestos a recibir todo lo que sí queremos, lo que nos da plenitud.

El verdadero détox es aquel que nos permite vivir una vida más significativa, en todos los sentidos: mantener los objetos que amamos, los amigos que nos hacen reír, los libros que nos han cambiado la vida y sólo ingerir la comida que nos nutre además del cuerpo, el espíritu.

Pero, ¿qué es realmente una desintoxicación? Para efectos de claridad y según la RAE, desintoxicación es: eliminar la intoxicación o sus efectos de alguien o de algo. De alguien o algo, repito y sonrío al confirmar que el tóxico no siempre proviene de la comida. Pero atentos: alguien puede ser uno mismo. ¿Qué es intoxicar entonces?  […] envenenar; imbuir, infundir en el ánimo de algo moralmente nocivo; dar un exceso de información manipulada con el fin de crear un estado de opinión propicio a ciertos fines. Listo, diez segundos de investigación y concluimos que quizá sí, necesitamos urgentemente un détox. Y qué mejor que el inicio de año y la fuerza que nos imbuye su simbolismo para comenzar.

La intoxicación que realmente nos atañe; aquella que nos hace pasar del sueño a la angustia, al exceso, a la risa y después de nuevo al miedo y al enojo, no se cura con jugos verdes. Lo que necesitamos es un cambio radical que nos recorra el cuerpo, mejor que cualquier elixir, y nos recuerde lo bueno de pasar la tarde riendo con un amigo o de limpiar la casa y regalar todo aquello que no nos sirve.

Una limpia que nos encuentre livianos por soltar algo que llevamos meses –u años- arrastrando, que nos aliente a renunciar a batallas que no nos corresponden, que nos incité a abrir las manos para dejar ir y entonces sí, poder abrazar con más fuerza.

Permitirnos estar a media tarde, solos, celebrando las victorias del día y los planes del año que comienza. Encontrarnos, sin pretexto alguno, conmovidos por la vida, tal cual es. Entonces todo está bien. Esos son los minutos que nos salvan.

Soltar; ese es el détox máximo, el que quiero, el que les deseo; el más barato y sin embargo el más difícil de conseguir. El que cura el espíritu, el que deja espacio libre para el arte, el que hace reír; el que sólo se puede equiparar con bailar como un loco, como si nadie mirara, cual si fuera el último día del mundo y estuviéramos descubriendo que tenemos un cuerpo.

Desintoxicarnos furiosamente, como si en ello nos fuera la vida -bien puede ser que así sea-. Un détox constante y consciente. Un soltar cosas, pero sobretodo miedos, limpiar espacios y rabias, renunciar a excesos y también desencuentros; procurar lo fértil, lo que nos inspira; lo que nos conmueve.

Abrir espacio para permitir que llegue lo que tiene que llegar; lo que ya está en camino. Un barrido profundo, para que entonces, nos tome por asalto, un recuerdo, esa canción, un momento con la familia, un buen vino, un beso, la risa de un niño; una desintoxicación que nos obligue a desasir ideas y decir lo que realmente importa.

Ir por la vida determinados y a la vez al suave, sonriéndole a los extraños y esquivando, con gran elegancia, las ofensas. Un détox del alma; furioso y prolongado; que además de masajes, yoga y jugos verdes, traiga carcajadas, espacios que nos inspiren a crear, momentos significativos, objetos infundidos de valor, comidas nutritivas, momentos deliciosas y buenas platicas; que nos estimule, nos haga sentir vivos y que sobretodo, nos conmueva.

Un détox total. Ahora sí, ¿quien dijo yo, y comenzó a vaciar el vaso?

Estamos aquí, al inicio de otro año, y éste, no es un regalo cualquiera.

Texto por Eda Sofía Correa Bernini para VED Costa Rica

Belleza de collage por Katherine Canales M.

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